Extracto de la conferencia SINE LABE CONCEPTA/SIN PECADO CONCEBIDA:
La Inmaculada Concepción en el Arte Español.
Celebrada en el Centro Cívico Principe de Asturias de Quintanar de la Orden el día 7 de diciembre del 2017 y pronunciada por d. Mario López Barrajon Barrios.
La temprana aparición de la doctrina teológica que consideraba a la Virgen María libre del pecado original desde el instante mismo de su concepción, en el siglo V (431 Concilio de Éfeso), no fue saludada de manera unánime por toda la iglesia. Mientras que en oriente se estableció su fiesta en torno al siglo VIII (se fijo la fecha el día 8 de diciembre, nueve meses antes de su natividad el 8 de septiembre), en occidente diversas autoridades teológicas como San Bernardo de Claraval o Santo Tomás de Aquino esgrimieron argumentos contrarios para tomar en serio semejante consideración. Sin embargo la orden franciscana con el mallorquín Raimundo Lulio o el ingles John Duns Scoto sentaron las bases a finales del siglo XIII para que la devoción a la Inmaculada Concepción se extendiera por toda Europa occidental y de manera especial en nuestro país, donde hasta el poder político presiono a la propia sede pontificia para allanar su declaración dogmática, algo que no acontecerá hasta 1854.
A lo largo de varias centurias teólogos, jerarquía eclesiástica y artistas aunaron esfuerzos para ofrecer al fiel una imagen plástica a la que dirigir su devoción y que pudiera explicar tan complejo asunto. Como es lógico escudriñaron en todas las posibles fuentes literarias para obtener referencias, encontrándose con el hecho de que en ninguno de los cuatro evangelios canónicos se hallaban datos referidos a la concepción y nacimiento de María. Sin embargo fueron capaces de discernir que en algunos libros de la Biblia como el Genesis, el Cantar de los Cantares o las profecías se daban argumentos que parecían sugerir lo que otros callaban. Tampoco no dudaron en emplear textos apócrifos como el Protoevangelio de Santiago o el Apocalipsis de San Juan que sin ser canónicos (el Apocalipsis lo sera a partir del Concilio de Trento) ilustraban de forma convincente la referida doctrina inmaculista. Surgirán así imágenes como la “Nueva Eva”, El Arbol de Jesé”, “El abrazo de San Joaquin y Santa Ana en la Puerta Dorada”, La Tota Pulchra” o “la mujer del Apocalipsis” que de manera individualizada o fusionadas entre ellas fueron contribuyendo a sentar las bases plásticas del nuevo icono mariano.
Podemos afirmar que la iglesia, la monarquía y los artistas españoles ostentan el honor de haber sido los pioneros en la creación y difusión de la mayoría de estos modelos de los que por su importancia destacamos dos;
La Inmaculada denominada “Tota Pulchra”, imagen extraída del cantar de los cantares donde se representa a la Virgen de pié rodeada de objetos y símbolos extraídos del Cantar de los Cantares escrito por el rey David en el Antiguo testamento y que con el tiempo acabaran formando parte de las jaculatorias que conforman la letanía lauretana. (FIG.1).
Y la Inmaculada llamada “Mujer del Apocalipsis”, imagen femenina extraída de la visión de San Juan Ap.12. Difundida desde antiguo por medio de las ilustraciones medievales que adornaban los “Beatos iluminados” y mas modernamente gracias a la obras de Alberto Durero, Juan de Jauregui. Velazquez… (FIG.2).
Sera precisamente la fusión de estos dos tipos la que dará lugar a la imagen definitiva de la inmaculada cultivada por artistas tan reconocidos como Jose de Ribera,o Bartolome Esteban Murillo y en la que reconocemos elementos como el atavío azul y blanco de la Virgen, la media luna y el dragón a sus pies, la corona de doce estrellas etc, elementos que aun que son privativos de la inmaculada, fueron añadidos con el tiempo a todo tipo de imágenes marianas, como nuestra patrona la Virgen de la Piedad.(FIG.3).